Resumen gráfico del viaje con Google Maps |
Finaliza Agosto y hacemos balance en Septiembre del viaje de este verano. Esta vez no nos fuimos lejos pero no por ello fue intenso, el mapa de arriba delata nuestro recorrido. Aquí os dejo las transcripción literal de lo que hemos hecho por Francia, recorriendo claro está toda España, ya que al vivir en Cádiz te toca de antemano subir hasta los Pirineos. Ha merecido la pena acumular casi cinco mil vueltas al cuenta-kilómetros, saldrán más post, pero de momento me limito a dejaros el Cuaderno de Viaje...
Catedral de Burgos |
Domingo 7
Salimos de Cádiz a la hora más o menos prefijada, las siete, con abundante material logístico, tres maletas, varios bolsos, gps, atlas de carretera, no sé cuantos móviles y toda la tropa a bordo del Tourán. Pasamos pronto la autopista a Sevilla, y enfilada la autovía de La Plata paramos en la primera venta de carretera para desayunarnos unas contundentes tostadas y unos cafelitos que nos servirán para alcanzar antes de lo esperado el destino final del día, Burgos a las cuatro de la tarde. Evidentemente comemos por el camino, en un lugar con vistas a Tordesillas y el río Duero. Alojados en un Hotel en el centro, un lugar un poco cutre pero con una habitación agradable para cuatro, donde además admiten mascota, nuestra perrita Luna debe pagar seis euros, pero lo hacemos cumpliendo nuestra primera experiencia canina en hoteles; dejamos maletas y corriendo para la Catedral de Burgos para poder entrar. Hacemos dos turnos y me llama la atención todo lo que observa Marta las obras de arte, especialmente las pinturas. Resulta sorprendente la basílica burgalesa, sus capillas, la sillería, los retablos,… ha merecido la pena hacer esta escala, un maravilla. Volvemos al hotel, un descansito breve y por la tarde noche nos damos un paseíto a la rivera del Arlanzón con vistas al nuevo edificio del Museo de la Evolución del Hombre que guarda los restos de Atapuerca. Volvemos al centro de Burgos por el Arco de Santa María donde en sus arcos interiores nos deleitan un grupo de cuerda de Ucrania que nos hace recordar que todos estábamos hace un año por estas fechas en Dnepropetrovsk. En una tasquita de unos soportales, cerca de la Plaza Mayor, encontramos una mesita para tomarnos unas cañitas muy bien tiradas y unos pinchos de morcilla ¡cómo no!, unas papas bravas, y otras cosas ricas. Así termina nuestra breve pero intensa visita a Burgos.
Pirineos - Río Arga |
Lunes 8
Desayuno en el hotel y desembarco de nuevo al coche, cuando nos damos cuenta ya estamos en carretera y pronto llegamos a Pamplona, donde nos recibe una fina lluvia, nos asusta hasta el punto de comprar un par de paraguas que afortunadamente no tuvimos que utilizar. El tiempo no ha sido bueno pero nos ha permitido ver todo lo que queríamos, sobre todo la Catedral de Pamplona una maravilla en su interior si la comparamos con su fachada neoclásica que no adelanta el precioso gótico del templo. El complemento gastronómico, unos pintxos en la calle Estafeta, la más típica de los Sanfermines. En un par de horas nos hemos visto el casco antiguo y la verdad que muy bien cuidado y mucha gente de la tierra tomando vasos en las calles a pesar de que el clima no es que haya acompañado. A las tres salimos de Pamplona con destino a Saint Etienne de Baigorry. Una hora que ha dado para muchas paradas, como el pueblecito de Eugi con su embalse ¡qué bonitos los paisajes! Hemos hecho un montón de fotos junto al río Arga, en el alto de Urquiaga con un grupo de ponys salvajes e incluso en algún momento se ha cruzado una vaca. Una delicia haber pasado por aquí los Pirineos. La llegada a este pueblecito nos ha sorprendido igualmente por la belleza de los paisajes, las montañas y los caseríos. Hemos llegado al Hotel Juantorrena donde pasaremos dos noches. De momento un paseo por el pueblo, largo y estrecho, con casas muy bien cuidadas al estilo vasco, un frontón con gente jugando, una iglesia … particularmente curioso por los balcones laterales que tiene y hemos terminado el paseo en el Castillo de Etxauz pero no lo hemos podido visitar, además es privado antes pertenecía a esa familia, los Etxauz y ahora se dedica a alquilar habitaciones para huéspedes al estilo de los paradores. Esta noche hemos cenado en el Hotel, yo me he pedido un plato un tanto extraño para los gustos españoles, corazones de pato acompañado de un exquisito Burdeos. Y mañana pensamos explorar la Forêt de Iraty, ya veremos por dónde vamos.
Kakuetta |
Martes 9
El día estaba dedicado a buscar alguna ruta por el Pirineo vasco-francés. En el desayuno encontramos un folleto de Les Gorges de Kakouecta (o Kakuetta según las traducciones del euskera, o mejor sería del xiberotara, que es la versión del lugar) que planteamos como objetivo de la mañana. Con el coche no buscamos el camino más corto que nos proporciona el gps sino que optamos por una ruta de caminos que en alguna ocasión no pasan dos coches a la vez, así subimos por Lecumberry y Mendive a través del Forêt des Arbailles con unas vistas espectaculares, en más de una ocasión nos paramos para hacer fotos y para evitar las vacas, cabras y caballos salvajes en medio de la carretera. En la bajada volvemos a tomar una carretera medio decente que nos lleva a Tardets, un pueblo muy bonito, de allí enfilamos hacia Ste. Engrâce, junto a ella un parking con numerosos coches es el preludio de la entrada (de pago, por cierto) al cañón de Kakuetta, un par de horas de caminata bordeando el río y junto a un par de cascadas, especialmente espectacular la última de donde cae el agua a unos veinte metros. La vuelta se hace cansada pero en la cantina de la salida un contundente bocadillo y unas cervecitas nos alivian de las casi tres horas que hemos hecho de trote sobre las quebradas del río. Ha merecido la pena. A la vuelta cambiamos el recorrido y nos adentramos de lleno en la Forêt de Iraty esta vez por Larrau y nos subimos al Col de Orgambideska y la Estación de esquí de Iraty. También las vistas son espectaculares. Ya a media tarde alcanzamos un bullicioso St Jean-Pied-de-Port, San Juan a pie del Puerto, literalmente, una ciudad muy bonita pero masificada de turistas y de tiendas de souvenirs, realmente la opción de quedarnos en St Etienne de Baigorry ha sido más tranquila y más auténtica.
Miércoles 10
Desayunamos pronto en el hotel de Baigorry y nos fuimos para Bayona, el gps pronto nos sitúa en un parking en las proximidades del Ayuntamiento, un edificio impresionante que comparte con el Teatro Municipal, junto a la ría, y llama la atención la ikurriña junto a la bandera francesa, combinación a la que no estámos quizás acostumbrados. Bayona tiene mucha historia, aquí estaba incluso, un antiguo castum romano. Visitamos la Catedral de estilo gótico aunque muy contaminada de estilos, de hecho se llevaron desde el siglo XIII al XIX para terminarla. Llama la atención la gran cantidad de talleres de chocolatería, aquí por lo visto esta tradición tiene su origen en una población de judíos que se afincó en la ciudad tras la expulsión de España por los Reyes Católicos. Aquí en Bayona comemos, yo me pido otro foie (hígado) de ternera ¡va de colesterol la cosa! Y de nuevo en carretera ya con nuestro destino final el Périgord, al que llegamos después de algún altercado entre el gps y una autopista no actualizada que resolvemos con kilómetros de más pero que no nos impiden llegar sobre las seis y media de la tarde a Saint Avit Senieur, pequeño pueblecito con una abadía impresionante que forma parte del Camino de Santiago francés como Patrimonio de la Humanidad y cuatro casas a su alrededor, entre ellas las casas rurales (gîtes de France) del matrimonio Boucher, donde nos alojamos en una buhardilla los cuatro al precio de 80 euros día con desayuno.
Nuestro centro de operaciones en el Perigord |
Ya instalados buscamos un lugar cercano para cenar, en este caso nos volvemos a sorprender con otro pueblecito del Périgord, el que se encuentra a nueve kilómetros de donde estamos, Cadouin con la más prestigiosa abadía del Périgord, su fama se hizo en gran parte por un retal que se consideró durante mucho tiempo como el Santo Sudario. Junto a esa abadía, precisamente se encuentra algo más humano como una pizzería con una terracita que hizo las delicias de nuestra primera noche en esta región del Périgord.
Jueves 11
Hoy pensábamos descansar, hacer un alto en el camino después del trote de los últimos días. Llevamos ya superados los mil quinientos kilómetros desde la salida de Cádiz. Hemos limitado el día a visitar el pueblecito de Bergerac, una ciudad mediana que guarda la esencia del famoso personaje Cyrano de Bergerac, aunque realmente ni nació ni murió aquí pero se hizo famoso con ese nombre porque lo adoptó al comprar su abuelo tierras de esta ciudad con el próspero negocio de pescadería. Volviendo a Bergerac, es preciosa su vista del río Dordogna, que vemos por primera vez en el Périgord, aunque no será la última porque es la arteria de la ciudad. De uno de los muelles fluviales vemos salir gabarras que transportan ya, no mercancías, sino turistas ávidos de una foto debajo de los puentes de Bergerac. Comemos junto al río, en la otra orilla, en un parque, en una especie de merendero donde nos engullimos unas baguettes ¡cómo no! con unos quesos y patés comprados en un supermercado cercano. El resultado barato y delicioso. Hace calor pero no superamos los veinticinco grados, nada parecido al Agosto andaluz. Ya por la tarde volvemos entre pueblos pequeñitos por carreteras secundarias que corren paralelas a canales y que se marcan con hileras de árboles frondosos que dan al camino una imagen de verdadero paisaje de acuarela. Paramos un poco antes de llegar a nuestra granja en el pequeño Beaumont du Périgord donde las calles están engalanadas como otras tantas ciudades con farolillos de sus fiestas estivales, además nos sorprende una magnífica iglesia fortificada. Por la noche repetimos sitio para cenar en Cadouin, esta vez, imagino que como parte de las fiestas de verano, nos deleita en la plaza un banda de jazz de jóvenes perigordianos con su particular inglés con acento francés.
Viernes 12
Vacas a la vista |
El copioso desayuno de Beatrice nos sitúa en la pista de salida para la visita de hoy a la capital del Périgord blanco, Périgueux, cuyo nombre viene de Petrocorii, que es la forma en que los romanos latinizaron el nombre celta que significa "cuatro tribus", el pueblo galo ¿de Asterix? que vivía en la región antes de la conquista romana. Tiene una catedral impresionante que mezcla diversos estilos y que quizás sea más famosa aún, por servir de modelo al Sacre Coeur de París con sus cúpulas de origen bizantino. Esta catedral es además punto de referencia del camino francés de Santiago. Por otra parte la ciudad está llena de plazas pequeñas, calles angostas y mucha vida en la ciudad, terracitas por todas partes, tiendas donde venden las delicatessen del Périgord. Y por supuesto aquí comemos y nos llevamos varias botellas de vinos y numerosas latitas de foie de pato para compartir en Cádiz entre los amigos. De Périgueaux nos fuimos a Brantôme, la que llaman la Venecia del Périgord, explicable por la cantidad de canales y sus casas, templos y abadías (una del siglo VII con cuevas en las que aparecen bajorrelieves de escenas religiosas), todos los edificios y jardines en torno al recorrido del río. Es una ciudad de postal, recorrida por multitud de turistas por sus calles, y en piraguas por los canales. Quizás demasiados turistas para tan pequeño espacio, pero es lo que tiene ir a los lugares cuando todo el mundo tiene vacaciones. En plan mundano, tenemos una nueva etapa del día en un Carrefour donde nos nutrimos de viandas del lugar, a precio de grandes superficies, incluido un vino Pécharmant que nos servirá para montarnos nuestra primera cena en la habitación de la granja. El foie de pato a ocho euros francamente estupendo, y el surtido de quesos que nos montamos, idem de idem. Así termina la noche de este viernes que nos ha sabido a gloria. Mañana más.
Sábado 13
Hoy teníamos reservado el sábado para ver Sarlat, capital del Périgord negro, ya que este es el día del mercado local, quizás el más famoso de la región. Realmente el mercado lo hemos visto aunque la ciudad ha quedado un poco “tapada” con tanto mercadillo: lo que antes era un mercado tradicional de productos típicos del Perigord, ahora es eso pero mucho más, incluyendo quincalla de todo tipo que afea un poco el bonito entorno de Sarlat. En cualquier caso Sarlat es una ciudad encantadora, muy bien cuidada con una cantidad de fachadas medievales y renacentista que hacen de llamada a toda la gente que acude en tropel con su coche y no sabe dónde aparcarlo (tuvimos que soportar una caravana de entrada). En un lugar de Sarlat hay una escultura de bronce a tres ocas que representan lo que esta zona le debe al sacrificio de ellas (y a sus hígados): el foie grass.
Sarlat |
De Sarlat nos fuimos hacia el pueblecito de Domme, que Beatriz, la dueña de la casa donde nos alojamos, nos ha recomendado visitar. De paso paramos en La Roque-Gageac, en occitano, la Ròca de Gajac, un pequeño enclave a los pies de un acantilado, que parece haber estado ocupado por seres humanos desde la prehistoria, con poblaciones de normandos, vikingos, franceses e ingleses… Pero lo más impactante es ver la vista que tiene desde el río Dordogna, con las pequeñas embarcaciones y los merenderos desde donde se aprecia la belleza de este pueblo, votado como el tercer pueblo más bonito de Francia. No podemos perder esta oportunidad para comernos unos bocatas en una de las mesas de madera de unos jardines, junto a unos alemanes que también habían parado allí con su autocaravana y con los que entablamos una conversación en base a una peculiar mezcla de idiomas. Bueno, ya en carretera, nos acercamos, o mejor sería decir subimos, para alcanzar Domme, que tiene una vista del valle del Dordogna impresionante. Domme es un pueblo pequeño, como los anteriores y no muy masificado de turistas en comparación con los anteriores. Domme es una ciudad fortificada muy peculiar, normalmente es del tipo de las llamadas “bastidas”, que eran edificadas por decisión real respondiendo a necesidades militares, en este caso por Felipe el Atrevido ante las presiones de las tropas inglesas de penetrar por el Dordogna. Ya de vuelta de Domme, no podemos dejar de admirar los perfiles de otros pequeños enclaves del río como la ciudad de Beynac que compite con La Roque-Gageac en esa lista de los pueblos más bonitos de Francia, destaca a 200 metros en lo alto del acantilado un castillo del siglo XII. Beynac (Beynac et Cazenac en su forma completa), conserva casas algo posteriores, de los siglos XV al XVII, en un recorrido de calles de trazado medieval; Beynac ha sido utilizada a menudo para el rodaje de películas como la famosa “Chocolat” de Juliette Binoche. Y ya,… de vuelta a Saint Avit-Senieur, donde llegamos a media tarde para descansar un poco antes de la cena. El tiempo ha sido estupendo aunque para mañana da lluvia, veremos cómo se porta.
El Valle del Hombre |
Domingo 14
Pues realmente empezó el día lloviendo, pero los chubascos a lo largo del día fueron temporales. El día lo programamos en plan “Prehistoria”, con dos objetivos: por la mañana la réplica de Lascaux o como se indica en las señales Lascaux II, y en la tarde el Museo de la Prehistoria de Les Eyzies. Recuerdo que aquí en el Périgord, en el llamado Valle del Hombre por los primeros hallazgos del Hombre de Cromagnon. La cueva fue descubierta, Las Caus (como se dice en occitano), el 12 de septiembre de 1940, gracias a Robot, el perro de uno de los adolescentes que paseaban por el lugar. El acceso público comenzó tras la Segunda Guerra Mundial, pero pronto se vio que el dióxido de carbono producía daños irreparables, y fue cerrada al público en 1963. Se proyectó entonces esta copia, “Lascaux II” (a 200 m de la original), al igual que con la otra gran cueva mundial, la de Altamira. Abrió sus puertas en 1983. Y realmente ahora puedo decir, salvados los recelos iniciales, que merece mucho la pena. La entrada a la cueva hay que comprarla en la Oficina de Turismo de Montignac, que es una ciudad preciosa. Por cierto se entra en grupos de cuarenta personas en lenguas diferentes. Nosotros tuvimos que comprar para el grupo de español con dos horas de antelación, lo que nos permitió en Montignac tomar muchas fotos y un contundente bocadillo a orillas de río Vézère. Después de ver esta réplica de Lascaux nos fuimos a Les Eyzies a visitar el Musee National de Préhistoire, que guarda parte de los restos encontrados en las excavaciones arqueológicas a partir de la del geólogo Louis Lartet, que descubrió los primeros cinco esqueletos en marzo de 1868 en la cueva de Cro-Magnon y de ese lugar es precisamente del que obtienen su nombre. El Museo en sí, no es que sea muy espectacular, pero sí su ubicación, en un castillo que domina el pueblo del siglo XVI. Por la noche asistimos a una feria rural curiosa aquí en Saint Avit-Senieur, con demostraciones de técnicas antiguas de labranza, exposición de maquinaria agrícola de siglos pasados y concursos de tractores, de animales,… Me llamó la atención el concurso de perros guardianes de ocas. Más tarde fuimos a cenar al pueblo cercano de Beaumont.
Entrada a la Catedral de Albi |
Lunes 15
Este día teníamos paliza planeada y fue un día muy completo, el destino estaba lejos, pero nos lo habían recomendado y no falló, la ciudad de Albi. Nos íbamos a salir del Perigord a la región cercana de Quercy. Albi está situada en el departamento del Tarn, del que es capital, en la región de Mediodía-Pirineos. El departamento toma su nombre como otras provincias, del río que lo cruza. El Tarn precisamente es el que pasa por Albi. Unas tres horas de carretera y buscamos un parking cerca de la catedral, donde comimos de forma rápida para emprender la visita. Reconozco que había escuchado hablar poco de esta ciudad, pero su catedral (de Santa Cecilia) deja boquiabierto a cualquiera que entra. Además aquí nació el célebre pintor post-impresionista Toulouse-Lautrec y hay un museo, pequeñito, pero muy selecto, con dos grandes salas en un recinto fabuloso, el Palacio de Berbie. A la vuelta, ya que habíamos bajado latitudes más sureñas, aprovechamos para visitar una de las joyas más importantes del Románico francés, la Abadía de Saint Pierre, en Moissac, fundada por un monje benedictino en el siglo VII, luego formó parte de la Orden de Cluny. El pórtico del sur de la abadía, aunque las comparaciones son odiosas, recuerda la de la catedral de Santiago. Por dentro hay detalles que mezclan un románico más “contaminado”, pero no deja de ser un lugar a visitar. Ya bastante tarde, llegamos a nuestra particular granja donde descansar de un día agotador.
Martes 16
Después del día de ayer, hoy tocaba un viajito más corto y cogimos el camino de levante, rumbo a Sarlat y Rocamadour. En Sarlat teníamos que hacer unas gestiones que necesitaban de una ciudad un poco más grande, además de que la habíamos visto el sábado y nos quedaba una segunda visita sin mercado, efectivamente merecía la pena volver a ver sus calles más despejadas. De paso para Rocamadour, nos paramos en una pequeña población para comer, muy bonita, Saint Sozy, ya en el departamento del Lot. Y a eso de las dos de la tarde en una curva nos salió el impresionante paisaje de Rocamadour, uno de los pueblos más bonitos de Francia en los rankings que se suelen hacer de turismo. Rocamadour, en occitano Roc Amador, la Roca de Amador, tiene su origen en las reliquias de San Amador cuyo cuerpo, presuntamente incorrupto, cualquiera sabe, fue encontrado por monjes Benedictinos en el interior del santuario hace casi mil años. En el santuario es célebre la Virgen Negra, que durante siglos ha atraído a peregrinos de todos los países. Todo esto sería lo positivo, lo negativo, que es evidente que esta población atrae como moscas a los turistas que lo invaden todo, nosotros entre ellos. Hay dos posibilidades de acceder, por arriba o por abajo. En lo escarpado de la ciudad, el negocio consiste en “venderte” el ascensor que te sube al santuario, o el trenecito que te sube del parking, abajo en el valle, a la ciudad. Al final pagas un parking y te cuestan 6 euros per cápita poder subir desde el mismo al santuario, de lo contrario o tienes que subir una y otra escalera con el calor de Agosto, o coger por la carretera andando, jugándote el tipo. Además no cabe duda que ya Rocamadour no es un pueblo en sí, es un escenario museo con todo tipo de tiendas de souvenir: no hay vida real en Rocamadour y eso, al menos a mi, no me gusta. Esto no le quita valor y las fotos podréis ver que son espectaculares. Es considerado de hecho, por los franceses, grand site national, que designa, en este país, a una serie de lugares de gran reputación o simbólicos.
Miércoles 17
Suave, suave… hoy es el último día en el Périgord y mañana nos toca bajar para Cádiz, aunque lo haremos poco a poco y por el Este, con paradas en Toulouse, Carcassonne y Colliure, antes de coger el camino a España. Así que nos hemos planteado el día muy relajado para descansar y coger fuerzas para los kilómetros que nos quedan. Por la mañana hemos ido a Beaumont a comprar vino y foie y otros regalitos para llevar a casa. Luego hemos visto una pequeña ciudad que nos quedaba por ver, muy cerquita, Monpazier. La “Bastida” de Monpazier se considera como el ejemplo más típico de las bastidas del suroeste y de la mejor conservadas del Perigord, clasificada con el sello de calidad de Les plus beaux villages y de Grand site national. Es una ciudad a tiralíneas con sus puertas, sus fortificaciones e iglesias.
Jueves 18
Hoy era la despedida de Beatriz Boucher y de la granja que nos ha alojado en estos días. Realmente la relación precio/calidad ha sido buena, os recomendamos el sitio, sin duda. Ya en carretera cogemos el camino de Toulouse por autopistas de peaje para llegar pronto a una ciudad que poco a poco te va gustando más a medida que te metes en ella. Aparcamos en la Plaza de Juana de Arco, cerca del centro y visitamos los puntos recomendados en la Guía que tenemos y sobre todo nos sorprende la Basílica de Saint Sernin y la Iglesia de los Jacobinos, donde encontramos de sorpresa una exposición sobre "Toulouse, capital del exilio de la República Española". Aquí comemos y nos ponemos en marcha con dirección al País de los cátaros, los herejes de Carcasona (Carcassonne). Llegamos tarde a un Appart-City, una cadena de apartamentos que hay en toda Francia, de los que no esperábamos gran cosa pero al final resultaron confortables, espacioso para los cuatro y con una cocina muy arregladita, además nos dieron planta baja con salida directa al jardín y a la piscina, bien, muy bien. La tarde solo nos dio para visitar el centro de la ciudad, pero lo importante no es Carcassonne sino "La Cité" medieval que está más alejada y la dejaremos para mañana.
La Cité de Carcassonne |
Viernes 19
Se va acercando el final. Salimos del Appart-City y nos encaminamos a ver la ciudad medieval de Carcassonne. Como en otros tantos sitios de este tipo, la acumulación de turista desluce un poco el paseo por esta fortaleza medieval que se encuentra en un estado fabuloso, a pesar de que la restauración reciente ha aportado su granito de arena. En un par de hora estamos otra vez en el coche, esta vez con todas las maletas y con rumbo SE para nuestro último destino francés, la ciudad de Colliure, donde en plan santuario laico nos encaminamos a la tumba de Antonio Machado, que es lo primero que vemos en la ciudad, sobre todo porque aparcamos el coche en las proximidades. Colliure es una ciudad pequeña muy llena de bañistas que llenan los pocos huecos donde dejar el vehículo. Muy bella la estampa de su playa, el faro y el paseo marítimo,... pero no más. El tiempo para comer y volverse por la costa y adentrarse en España. El viaje casi ha terminado, falta ahora llegar a casa: al atardecer estamos en Zaragoza donde tenemos reservadas un par de noches, se hace necesario el descanso. Cenamos de tapeo en la zona de "El Tubo".
Sábado 20
Zaragoza está en pleno proceso de renovación. Se nota que es una ciudad moderna y respetuosa: bicicletas para alquiler, una nueva línea de tranvía. Me gusta, aunque las obras dificultan un poco ver bien el centro. Pero hay un obstáculo peor: la temperatura de casi cuarenta grados. Vemos el Pilar (desde chico no visitaba la Basílica que es espectacular), la Seo, y contemplamos unas vistas del río y pateamos hasta que podemos por la calor, las calles del centro. Por la noche salimos tarde, a la fresquita (un poco menos de calor) a tomarnos unas cervecitas en la Plaza de Santa Marta.
Luna, perfecta tripulante |
Domingo 21
El día duro del final, bajar de Zaragoza a Cádiz. Nada que decir, autopista monótona y con mucho tráfico. Nos levantamos a las siete, desayunamos en Calatayud y comemos en un bar de carretera ya pasado Despeñaperros. A las seis de la tarde cruzamos el Puente Carranza y el mar nos da la bienvenida con un día un tanto raro (¡nos ha llovido entre Córdoba y Sevilla! ¡raro, raro...!).
Y eso es todo,... ¡a preparar el próximo!
Repito que vendrán más entradas en el blog sobre el Perigord, poco a poco...
Comentarios
Saludos
Por motivos familiares paso el verano en Grenoble (Fra) y desde que tenemos un niño pequeño, el viaje de vuelta a Cádiz, con sus paradas y visitas, se convierte en las auténticas vacaciones.
Saludos.
Podíamos haber coincidido en Carcassone -una maravilla al atardecer, ya sin turistas- o en Albi. La Catedral, sin palabras. Hay que verla. Y el Museo de TL una joya.
Saludos!
Roberto
Saludos
¡Enhorabuena por ellos!