Cuando vayas a Estambul no puedes dejar de ver un monumento ciertamente diferente a los demás. Podríamos hablar de arqueología industrial, casi, porque se trata de un monumento práctico, necesario, tan necesario como el agua para vivir. Una cisterna, pero no una cisterna cualquiera, la Cisterna Basílica. Fijaros que en turco se dice, lo habéis visto en el título del post,
Yerebatan Sarayi que significa literalmente el "Palacio Sumergido". Había en Estambul sesenta como ella y esta es la más grande de la antiguamente llamada Bizancio y Constantinopla. Está abierta al público desde las 9 a las 5 (en invierno de 8 y media a 4), cerca de la parada de Sultanahmet, a cien metros escasos, al sudoeste de la Iglesia de Santa Sofía, en la histórica península de Sarayburnu. Es probable que no fuera la más antigua y que otra anterior, ahora inexistente tuviese ese record, pero la Cisterna de la Basílica se construyó en el año 532, durante el reinado del Emperador bizantino Justiniano I (527 - 565). El objeto era muy simple, pero importante, tener agua de reserva en la ciudad por si el abastecimiento se interrumpía por un ataque de los enemigos de Bizancio, que tantos tuvo. El talón de Ulyses de Constantinopla era su vulnerable Acueducto de Valente y por eso se optó por tener siempre un depósito como este con agua para abastecer, fundamentalmente, las necesidades del Gran Palacio, situado al otro lado del Hipódromo.
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Una de las misteriosas Medusa (la girada 180º) |
Cuando los otomanos consquitaron Constantinopla, no sabían de la existencia de estas cisternas, ocultas, secretas, pero veían como algunos del lugar sacaba el agua desde los sótanos de sus casas, incluso pescaban. Ello hizo saltar la alerta e investigaron hasta encontrar la red subterránea de cisternas de la ciudad. Tardaron más de un siglo después de que Mehmet conquistara el cuerno de oro de Bizancio.
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Las profundidades |
¿Por qué se llama "de la Basílica"? Pues porque había una gran plaza pública en el Capitolio de Constantinopla, la Stoa de la Basílica, bajo la cual se construyó originalmente. Dicen que
Constantino I el Grande el que construyó una estructura que fue más tarde reconstruida y ampliada por el emperador Justiniano después de la revuelta de Niká de 532.
Pero la cisterna proveía agua no solo para el Gran Palacio de Constantinopla, sino también para otros edificios en el Capitolio, y continuó proveyendo agua al Palacio de Topkapi tras la conquista otomana en 1453 y en los tiempos modernos. Los jardines del palacio se regaban con el agua de Yerebatan hasta que se construyó un sistema propio. La cisterna es del tamaño de una catedral, su cámara subterránea es de aproximadamente 143 metros por 65 metros (casi diez mil metros cuadrados), capaz de albergar entre ochena a cien mil metros cúbicos de agua. Hay todo un bosque de 336 columnas de mármol para aguantar su techo, de más o menos 9 metros de alto, con columnas dispuestas en 12 filas de 28 columnas separadas entre sí 4,8 metros. Los capiteles de las columnas son principalmente de estilos jónico y corintio (de este estilo hay 98 capiteles), a excepción de unas pocas de estilo dórico sin grabados. Las columnas fueron traídas a Constantinopla desde templos paganos de Anatolia, junto con las que se usaron en la construcción de Iglesia de Santa Sofía. Se accede a la misma mediante una escalera de 52 peldaños. La cisterna está rodeada de un muro de ladrillos refractarios de un grosor de 4,8 metros y cubierto de mortero impermeable llamado de Horasan lo mismo que el suelo. El agua de la cisterna provenía desde los llamados bosques de Belgrado, no en Yugoslavia claro, sino a 19 kilómetros al norte de la ciudad, mediante el acueducto construido por el emperador Justiniano al que hemos hecho alusión. Finalmente, los Otomanos preferían el agua corriente que el agua almacenada por lo que se dejó de utilizar hacia finales del siglo XIV.
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Al fondo el Acueducto de Valente |
Por todo lo que hemos dicho anteriormente, las cisternas quedaron en el olvido hasta mediados del siglo XIX, que fue cuando se interesaron por ellas y se restauraron después de ser usadas como almacén de madera.
Entre los años 1985 y 1987 se procede a una exhaustiva limpieza preparándola para el nuevo negocio de los turcos, el turismo, dotándola de una serie de pasarelas casi al nivel del agua, puede apreciarse en mi foto de arriba, aunque reconozco que no tiene mucha calidad. Así los visitantes puedan pasearse por la totalidad del monumento y acceder a las columnas en cuya base están esculpidas las cabezas de Medusa. Te sorprenderá lo agradable, si no hay mucha gente, del paseo por las profundidades de las cisternas, con la música clásica de fondo. Merece la pena, de verdad. Pero además del ambiente y del efecto, están las
Medusa. Son dos columnas en el extremo izquierdo sobre basas con cabezas de Medusa. Estas basas demuestran que los bizantinos utilizaron materiales procedentes de edificios anteriores. Pudiera ser una especie de
nymphaeum, es decir un altar dedicado a las ninfas del agua. En la mitología griega, Medusa (Μέδουσα, Médousa, "guardiana", "protectora") era un monstruo ctónico femenino, que convertía a piedra a aquellos que la miraban. Fue decapitada por Perseo, quien después usó su cabeza como arma hasta que se la dio a la diosa Atenea para que la pusiera en su escudo, la égida. Desde la antigüedad clásica, la imagen de la cabeza de Medusa aparece representada en el artilugio que aleja el mal conocido como Gorgoneion. El origen de las dos cabezas es desconocido, se cree que las cabezas fueron traídas a la cisterna tras ser retiradas de un edificio del último periodo romano.
La tradición dice que los bloques están orientados hacia los lados y boca abajo con el fin de anular los poderes de la mirada de la Gorgona que como hemos dicho antes, dejaba petrificado a quien osara mirarla. Son enigmáticas estas dos cabezas (ver fotos arriba y abajo) e incluso han sido escenarios de películas como, entre otras, la famosa "Desde Rusia con amor" de James Bond en 1964, con una truculenta historia de espías cerca del consulado soviético en Estambul.
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Medusa, girada 90º |
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Medusa girada 180º |
Comentarios
Muy buen relato sobre estas cisternas.
Las visité hace mucho tiempo en compañía de mis padres y se quedaron grabadas en mi memoria. Recuerdo muy bien la medusa a la que haces alusión.
Un saludo
Abraço
(En Trujillo se visita también una pequeñita muy simpática que, por supuesto no tiene nada que ver)