Impresionan los seis pisos del Veletrzní palàc |
Con lo bonito que es Praga cuesta a veces perder un rato, un día quizás, para salirse del centro y acercarse, no muy lejos, a ver el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de la República Chequia. Si coges el tranvía 12 o 17 te puedes bajar en la parada Veletrzni. Allí está el Palacio Veletrzní, un edificio que no fue construído inicialmente con ese motivo. En 1928 se levantó con un tipo de construcción muy vanguardista para la época, con vidrio y hormigón. Se dice que incluso Le Corbusier se quedó admirado por él cuando visitó la ciudad. Hay una hilera de balcones interiores que dan a los seis pisos una imagen muy innovadora. Era un Palacio de los tiempos modernos, como así gustaban llamarlos los praguenses que visitaban las ferias y exposiciones que allí se establecieron durante el siglo XX. No fue hasta el año 1925 cuando se decidió que de forma estable albergara la colección del país en arte moderno y contemporáneo.
Barrio del Veletrzní palàc |
A medida que vais bajando o subiendo según se opte por uno u otro camino, podéis contemplar obras maestras del arte vanguardista de los diferentes momentos pictóricos del siglo XX y XXI. Pero no solo pinturas sino también esculturas, diseño de coches, de motos, instalaciones "raras", incluso una colección de joyas. La segunda planta, en concreto, está dedicada al arte local y es de destacar la fotografía de Josef Sudek, que os debe fascinar a los amantes de la cámara.
Los estilos son muy variados, desde pintores modernistas como Cezanne, Monet pasando por Pissarro, Chagal, Picasso, Juan Gris, Delacroix, esculturas de Rodin,... La pintura de arriba y la primera de abajo son, por ejemplo de arte contemporáneo chino, difícil de verse en museos europeos.
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