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Esta foto la hice en un amanecer precioso, al fondo los Annapurnas |
Cuando uno se acerca a la cordillera del Himalaya una leyenda te cruza por la mente, la del Yeti, el abominable hombre de las nieves, que los lamas del Himalaya también lo conocen como Migou o Sasquatch. Esta especie, un enigma, un supuesto Simio gigante emparentado con el
Big Foot norteamericano, que poblaba el Himalaya y el Wendigo. También hay teorías que lo suponen como poblador de amplias zonas de Siberia. Pensemos que en el Nepal la marihuana crece por todas partes, hay verdaderos campos de marihuana y quizás su consumo pueda generar ciertas deformaciones de la realidad. Bueno, bromas aparte, la literatura y el cine cuentan relatos que lo describen como ese simio gigante bípedo que se cree está localizado en las zonas boscosas de la cordillera del Himalaya. Todo empezó en el año 1951, cuando los miembros de una expedición al Everest regresaron con una serie de fotografías que mostraban las huellas de un pie gigantesco sobre la nieve. Huellas muy similares a las que dejaría un ser humano, pero muchísimo mayores. Fue entonces cuando se empezó a especular sobre la existencia de una misteriosa criatura gigante, parecida a un ser humano y totalmente desconocida para la ciencia. Los que "creen" en el Yeti lo consideran pariente lejano del orangután, descendiente del Ramapithecus o Gigantopithecus (
Wikipedia) que habitó en esta cordillera hace millones de años. Parte de esta pretendida existencia científica del Yeti se debe a los experimentos del belga
Bernard Heuvelmans que puede considerarse el padre de la llamada
cripto-zoología, una disciplina que realiza el estudio y búsqueda de hipotéticos animales que según sus partidarios, postulan que estarían quedando fuera de los catálogos de zoología contemporánea. Su objetivo es la búsqueda de supuestos animales considerados extintos o desconocidos para la ciencia, pero presentes en la mitología o en el folclore, como pasa con el Yeti. La criptozoología ha recibido muy poca atención por la comunidad científica y los escépticos, quienes la consideran una pseudociencia.
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Foto de ©ABC |
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En el Himalaya el principal negocio es el turismo |
Nuestro alpinista más famoso, se acuerdan de su nariz, César Pérez de Tudela, ya en 1973 afirmó haber avistado a la bajada del Annapurna al famoso yeti (con o sin marihuana, jajaja). También en el año 2008, un grupo de investigación japonés encabezado por el científico Yoshiteru Takashi, lideró el proyecto Yeti nipón, que recorrió durante cuarenta y dos días la región de alta montaña Dhaulagiri IV dejando constancia de haber fotografiado presuntas huellas de unos 45 cm de longitud del escurridizo primate. Una objeción muy importante es el hecho que la supervivencia de toda especie requiere la existencia de una población animal de cierto tamaño, con individuos de diversas edades e incluyendo formas juveniles, que jamás se han referido, lo que hace muy dificíl justificar un ocultamiento de tal población por un tiempo prolongado, como se asevera. Quienes lo niegan, dice nuestra
fuente, es por ejemplo el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, afirman que los primates en general y los simios en particular sólo viven en lugares donde existen frutas todo el año, es decir, en las zonas tropicales. Además no hay primates en las estepas, ni en los pinares mediterráneos, ni en los bosques de coníferas. Esta primavera surgía
la noticia de que algunos investigadores iban a reunir las pruebas que existen en el Mundo para intentar llegar a una conclusión, pero la realidad es que no hay nada de nada que pueda atestiguar de su existencia.
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Un recreación de El Yeti trata de atraer a los turistas... un tanto patética |
El reclamo turístico de el Yeti es evidente, y su nombre sirve para restaurantes, o para el nombre de un hotel, una
banda de rock, o una línea aérea:
Yeti Airlines.
Películas de todos los tipos y colores sobre el Yeti.
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Restaurante El Yeti en Pokhara, Nepal |
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Las primeras aproximaciones a el Himalaya desde los lagos de Pokhara |
Existen unas "muy supuestas" reliquias del Yeti, que se encuentra en el monasterios budista de
Khumjung, en Nepal. En otros monasterios de Nepal se conservan otros restos supuestamente pertenecientes al Yeti, que en la mayoría de los casos, cuando han permitido analizarlo se ha demostrado que pertenecían a pelo de cabra. Incluso había, y hay, una supuesta mano incorrupta de un Yeti en el de Pangboche, que se estudió y que pertenecía a otra especie de animal, un pariente del rebeco, el serau del Himalaya y no un primate desconocido. Estos artilugios se veneran y son considerados auténticas reliquias por parte de los monjes del monasterio porque son antiguos, tienen más de trescientos años y como ven en la foto de abajo (que no es mia) sirven de reclamo para recolectar propinas de los viajeros que hasta allí llegan.
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La reliquia de El Yeti - Foto: ©Wikipedia |
Comentarios
Abrazos.
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