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Mykines, el paraíso de los frailecillos

Los más famosos de las Feroe, los frailecillos de la isla Mykines

Ya de por sí las islas Feroe, cuando se trata de zonas remotas, tienen todos los puntos asegurados. Escondidas entre Noruega e Islandia, en las oscuras aguas del Atlántico Norte, las 18 pequeñas islas albergan una población de poco más de 50.000 habitantes. Pero entre ellas hay una isla especial: Mykines. Leí hace poco un reportaje de la BBC que hablaba de Jancy la cartera de la isla, que se jubilaba.

Pronto se jubilará y traspasará la mayor parte de la responsabilidad a su hermano Bjarni. Es invierno en las Islas Feroe y sopla un viento helado. Jancy se encuentra con el helicóptero que trae el puesto de la isla con un pañuelo de flores en la cabeza, una chaqueta sencilla y botas de agua cortas. No usa guantes, a pesar del viento helado que viene del océano. Ella dice que nunca tiene frío.

En verano se llega a la isla en barco y el correo llega en sacos de arpillera marrones. Pero en invierno es demasiado peligroso navegar.. La mayoría de los isleños se reúnen en el helipuerto cuando llega el helicóptero; este es un gran momento del día.

La gente abandona la isla, los más jóvenes se van a Tórshavn o a Copenhague. La hija de Jancy hizo veterinaria y se quedó en Dinamarca, donde trabaja. El correo es la forma de traer lo que se compra por internet. Y la gente poco a poco se va...

Llegando a Mykines se divisa su faro y una casa solitaria en el islote de Mykineshólmur 


Esta historia me hizo pensar en que tenía que visitar ese país y así lo hice este verano. Por entradas anteriores sabéis que soy un enamorado de las Islas Feroe, que el viaje a este archipiélago me dejó impresionado. Lugares que todavía no estén masificados es hoy un lujo. Pues bien, si tuviera que elegir un lugar especial sería Mykines, una isla que salvo cuando llegan los turistas (tampoco tantos) es un paraíso de cómo es la vida natural en un hábito nada favorable. Una isla que alcanzó una población de alrededor de 179 habitantes en 1925 y que ya en el censo de 2012 sólo tenía 14. Aunque hay 40 casas en el pueblo, sólo seis están habitadas durante todo el año. Se llega a ella en un pequeño transbordador que sale desde Sørvágur y en helicóptero, desde el aeropuerto de Vágar. El helicóptero es pequeño de ocho plazas, así que es conveniente reservar con tiempo para no quedarse en tierra si eliges ese método de transporte. Puedes ver los horarios en la página oficial de Atlantic Airways. Además la visita a la isla debe ser obligatoriamente con guía (y su correspondiente cuota). Al final te sale la historia por unos 40€ el barco ida y vuelta + 55€ el guía obligatorio. Es importante recordar que en este país como en otros del norte de Europa el clima es muy cambiante, incluso en verano, así que puedes encontrarte con el viaje suspendido por las condiciones meteorológicas y no puedas ir, aún lo peor, que no puedas venir y te tengas que quedar allí en una especie de albergue donde esperar que pase el mal tiempo o bien que te puedas volver en helicóptero. Nosotros de la semana que estuvimos en Feroe elegimos el día en base a la mejor predicción meteorológica, pese a ello a la vuelta estuvimos un poco asustados.

Puerto de Mykines

El trayecto de la navegación en sí es un placer, aunque el frío rasca en cubierta en agosto (imagínate en otra época), dura unos 45 minutos y tanto a la ida como a la vuelta el patrón suele aprovechar para meterte entre acantilados, no solo se limita en ir por el camino más rápido entre la isla de Vágar y la de Mykines, sino que se recrea en los sitios por donde pasa. El puerto de Mykines es una ensenada entre acantilados donde se escucha el sonido estruendoso de las gaviotas. Una hendidura sobre la roca donde llega el pequeño ferry y alguna semirrígida. Una vez allí toca subir una empinada escalera que te lleva a la entrada del único poblado de la isla.

Subida desde el puerto


Antes pasas una especie de control donde tienes que justificar que has pagado previamente el tíquet del guía y te concentras allí mientras van subiendo el resto de los que iban en el barco. A partir de ahí empieza una subida cuesta, dependiendo de la edad puede parecerte más o menos fácil. Para algunos y algunas la cuesta se hizo interminable. Desde allí ya en altura se camina hasta un monumento a los pescadores que murieron a finales del siglo XVI; todos los hombres trabajadores de Mykines murieron en el mar al desatarse una repentina tormenta. En 1667 el barco holandés Walcheren naufragó en Mykines y los isleños rescataron todos lo que había en los barcos. Aquí la vida es muy dura, sólo hay un café donde se vende casi de todo, una iglesia y la gente se la arregla como puede, casi todo viene del exterior, tampoco es una isla con mucha agua potable, solo un pequeño riachuelo.


En la iglesia podéis ver una placa dedicada a un  Fokker F27, procedente de Bergen con destino al aeropuerto de Vágar, que se estrelló con mal tiempo en Mykines el 26 de septiembre de 1970. El pico más alto de la isla es Knúkur con 560 metros sobre el nivel del mar. Las ovejas en verano pastan en lo alto de las laderas. En invierno, se mantienen en antiguos edificios de piedra.

Poco a poco vas subiendo por una empinada colina
El pueblo se va quedando "pequeñito" abajo

Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas británicas construyeron aquí un radar y un pequeño refugio para el farero. El camino al faro (1909), cuando lo visitamos (2023) estaba en obras y no pudimos terminarlo ni cruzar el puente colgante que te conduce a Mykineshólmur, por eso no paramos en un mirador de vistas espectaculares.

Monumento dedicado a los náufragos de Mykines
Camino al faro

En esta última fase del camino cientos de frailecillos empezaron a silbar con su zumbido por todas partes. Tienen un vuelo un poco "ridículo" nada que ver con otras aves que también pueblan la isla como los albatros o las propias gaviotas. De hecho el frailecillo tiene el apelativo de "payaso del mar" recuerdan un poco a los pingüinos. Quizás muy acostumbrado ante nuestra presencia, hacías fotos a pocos metros de distancia, y eso que yo llevaba un móvil y las fotos no salieron mal (abajo).

La caminata de una hora más o menos para arriba y algo menos para abajo recorre la zona donde anidan los frailecillos, entre otras aves, además agosto es una época de cría que comienza en junio. En las rocas a la orilla del agua hay colonias de cormoranes, mientras que las capas de toba erosionadas en los acantilados son repisas perfectas para anidar araos y alcas. El reconocimiento como área importante de conservación mundial de aves se la ha certificado la exigente  BirdLife International.

"Salida del barco un día de primavera" Sámal Joensen-Mikines - Galería Nacional de las Feroe


Entre los personajes famosos de Mykines se encuentra el pintor Sámal Joensen-Mikines (1906-1979).

Atlantic puffin

El frailecillo atlántico,​ Fratercula arctica, es una especie de ave caradriforme de la familia AlcidaeEl frailecillo atlántico cría en Islandia, Noruega, Groenlandia, Terranova y muchas islas en el norte del Atlántico, especialmente aquí en Mykines, Feroe, también algo más al sur, Maine en el oeste y Francia en el este. El frailecillo atlántico tiene una gran población y una amplia gama. No se considera en peligro de extinción, aunque hay disminución en el número de ejemplares. En tierra, tiene una típica postura erguida. En el mar nadan en la superficie y se alimentan principalmente de pequeños peces, los cuales atrapan sumergiéndose en el agua, utilizando sus alas para la propulsión.


Los frailecillos adultos tienen picos de colores llamativos en la temporada de reproducción.

El frailecillo tiene la corona y el dorso negros, manchas en las mejillas de color gris pálido y el cuerpo y las partes inferiores blancas. Su pico ancho, de marcadas marcas rojas y negras, y sus patas anaranjadas contrastan con su plumaje. Muda mientras está en el mar en invierno, y algunas de las características faciales de colores brillantes se pierden, y el color regresa durante la primavera. La apariencia externa del macho y la hembra adultos es idéntica, aunque el macho suele ser un poco más grande. El juvenil tiene un plumaje similar, pero las mejillas son de color gris oscuro. El juvenil no tiene ornamentación en la cabeza de colores brillantes, su pico es más estrecho y de color gris oscuro con la punta de color marrón amarillento, y sus patas y pies también son oscuros. Los frailecillos de las poblaciones del norte suelen ser más grandes que los del sur.

Al pasar el otoño y el invierno en el océano abierto de los fríos mares del norte, el frailecillo atlántico regresa a las zonas costeras al comienzo de la temporada de reproducción a finales de la primavera. Anida en colonias en lo alto de acantilados, cavando una madriguera en la que pone un único huevo blanco. Los polluelos se alimentan principalmente de pescado entero y crecen rápidamente. Después de aproximadamente 6 semanas, están completamente desarrollados y se dirigen por la noche al mar. Se alejan nadando de la orilla y no regresan a tierra durante varios años. En Mykines como en otras zonas donde hay frailecillos, las colonias se desarrollan porque son islas sin depredadores terrestres, aunque pueden sufrir ataques desde el aire. A veces, un ave como una skúa ártica o una gaviota de espalda negra puede hacer que un frailecillo que llega con el pico lleno de peces deje caer todos los peces que tenía en la boca.

Su caza es ilegal en Feroe, pero no en Islandia, aunque en el Museo de Tórshavn vimos una foto impresionante de cómo los cazaban en épocas anteriores. Por lo visto su carne es apetitosa, eso dicen los nativos.


Volvemos al pueblo


Antes de volver tomamos un café en el "único" sitio posible de la isla.



Llega el ferry y no podemos perderlo

Hasta la próxima viajeros !!


Comentarios

Gregorio Gómez Pina ha dicho que…
Hola Paco, te felicito por tu blog, que sigo. Yo viví 2 años en Dinamarca, Lyngby (1979 -81) y en el Nybrogat Kollegiet conocí a un español, Ignacio Galán, casado con una Ferolense, Birgitt. Tenían entonces un hijo muY peqUeño, Niels. Luego lo perdí de vista, se que volvió a las Feroe, a la capital. Por casualidad leí de un español, que lo había conocido. Fuimos muY amigos. Puede que trabaje en uno de los periódicos. SUs suegros tenían una joyería, creo. Crees que podría localizarlo a través de alguien que conocisteis allí.
Gracias, mi tfno 650543353.
Un saludo, Gregorio Gómez Pina
Paco Piniella ha dicho que…
Te contesto por privado.
Anónimo ha dicho que…
Hola, Paco
Un viaje ideal para huir de los tórridos veranos españoles. Debe ser un gustazo pasar un poquito de frío, mientras en agosto llegamos a los 40 grados.

Poder ver "en vivo y en directo" la naturaleza salvaje es casi un milagro.

Las fotos son maravillosas. Las casas parecen amigables y alegres. Te dan ganas de vivir en una de ellas, con esos fuertes colores que contrastan con el gris de cielo.

¡qué pena que solamente vivan tan pocas personas! aunque lo entiendo, porque debe ser difícil vivir allí en invierno.

Saludos
CarmeLa
Juanlu Martínez ha dicho que…
Geniales las fotos de los frailecillos, qué graciosos.