Ir al contenido principal

#Roadtrip Cádiz-Sicilia 2024 (Diario)

El símbolo de Sicilia es la Trisketra y en el centro la cabeza de Medusa (gorgoneion) con alas y tres espigas de trigo que representan la prosperidad y los frutos de la tierra

El 1 de octubre me jubilaba oficialmente como profesor de la Universidad de Cádiz y decidí celebrarlo con un viaje. Por eso este año me quedé en mi ciudad durante casi todo el verano. Ya las vacaciones podían ser en otro mes que no fuera agosto y así evitar las molestias de la calor y la temporada alta. Por eso decidí, con mi pareja, que también se jubilaba el mismo día que yo, coger el coche y comenzar este viaje que aún cuando empiezo a escribir esto no sé cómo terminará, aunque el destino final pretende ser Sicilia, isla que se me ha resistido durante mucho tiempo.


Cádiz — Sicilia

Anfiteatro de Tarragona


A mí me gusta mucho utilizar mi propio coche, me siento incómodo con un coche de alquiler, aunque cuando no hay más remedio lo cojo. En esta ocasión utilicé el mío. Las desventajas es que si vives en un sitio como el que yo vivo (Cádiz), tienes que hacer unos cuantos kilómetros simplemente para salir de España y hacer un par de escalas. En esta ocasión he hecho una parada familiar en Cabra y otra logística en Tarragona. Los hoteles y apartamentos han sido todos baratitos y algunos están siendo muy buenos, otros no tanto. El de Tarragona tenía malos comentarios por encontrarse cerca de la estación de trenes, pero para lo que queríamos estaba bien, además a pocos minutos de la Rambla Nova, que estaba muy ambientada a pesar de ser día entre semana, y cenar ahí era un opción muy agradable. Puede ver, que no conocía, el anfiteatro romano frente al mar y unas vistas, desde arriba, de toda la ciudad y su puerto.

Niza, Promenade des Anglais


Desde Tarragona, muy temprano, pasamos la frontera y como es normal empezamos a pagar por la autopista (peaje 35€). En Niza fuimos a un Ibis, cerca del paseo marítimo, aunque sólo paramos para cenar, dar un paseo por el Promenade des Anglais y a la mañana siguiente paliza de 600 km (peaje 75€) hasta el primer alojamiento en Italia, en la pequeña población de Marta (provincia de Viterbo). Nos cogió mucha lluvia y algunos atascos en la zona norte por obras y un par de accidentes. Hubo de todo.

... ya en Italia

Lago de Bolsena


Marta es una ciudad tranquila del Lazio que te asomas y parece que ves el mar, pero no, es un inmenso lago, Marta está en la orilla sur del lago de Bolsena y tiene apenas tres mil habitantes. Stefano es el propietario de un apartamento que tiene de todo y muy nuevo y a un precio bastante asequible. Aquí vamos a estar cuatro noches. Hay un restaurante que visitamos frecuentemente que se llama Sant'Egidio.


Una de las tumbas etruscas en la necrópolis de Monterozzi, Tarquinia
Palacio Papal de Viterbo


Con centro en Marta, hemos visitado, en el primer día que nos hemos movido por aquí, las ciudades de Tarquinia y Viterbo, la «Tuscia romana», correspondiente al Lacio septentrional, lo que fue también la antigua «provincia papal del Patrimonio di San Pietro», que hoy equivale a la provincia de Viterbo. La capital merece mucho por su casco histórico medieval. Por cierto Tuscia fue el nombre atribuido a Etruria tras el fin del dominio etrusco, por eso lo fundamental de la visita fue ver la necrópolis de Monterozzi, a las afueras de Tarquinia, ¡impresionantes los frescos de las tumbas! y los dos museos arqueológicos etruscos, uno en cada ciudad. Además del tema etrusco, la  llamada Ciudad de los Papas, tiene varios palacios. Para llegar a ellos, tienes que dejar el coche en un parking que está cerca del ascensor que sube hasta la plaza de San Lorenzo donde se encuentra el Palazzo dei Papi que fue sede papal, ya que sirvió como residencia de campo y refugio de los papas durante algunos siglos. En general, todo el entorno medieval del barrio de San Pellegrino es muy interesante, incluyendo la catedral con algunos vestigios románicos del siglo XII pero hoy muy restaurada debido a los bombardeos de la SGM. En Tarquinia, además de la necrópolis está el Palazzo Vitelleschi, levantado por el Cardenal Giovanni Vitelleschi con elementos góticos y renacentistas, que contiene el comentado museo etrusco. Junto a él, puedes ver el Palazzo Comunale y una monumental fuente del siglo XVIII. La catedral de Tarquinia, aunque originalmente se levantó como iglesia de los Santos Margarita y Martín en 1260, fue destruída en 1643 por un terrible incendio y por eso la actual es bastante simplona, del siglo XIX.


Civita di Bagnoregio


El día siguiente íbamos a visitar un lugar un tanto extraño, considerado por muchos como el pueblo más bonito de Italia: Civita di Bagnoregio. Muy cerca de Marta, apenas a media hora. «La città che muore» así se conoce gracias al escritor Bonaventura Tecchi. No es un pueblo, es una roca, una aldea quizás, donde hoy no vive nada más que los que se dedican a recibir a los turistas y poco más (11 habitantes según ©Wikipedia). Depende del municipio del mismo nombre: Bagnoregio, que es mucho más moderno. Es tan extraño el lugar que tienes que pagar por entrar (al menos a mí, solo me ha pasado en Nepal). Es parecido a lo que ocurre en el Monte Saint Michel. Tienes que dejar el coche en un parking, luego un autobús hasta un lugar donde se alcanza Civita andando a través de 800 metros de una pasarela. El lugar guarda las esencias de la Edad Media con varias casas y la iglesia de San Donato que data del siglo V, aunque ha sufrido renovaciones y un terremoto.


Iglesia de Sant'Andrea en Orvieto


Retomo este diario. Hoy hemos pasado el día en Orvieto, hemos dado el salto del Lacio a la Umbria. La llegada en coche no es tan complicada como aparcar, si a eso le añades que era domingo y había un acto en la catedral, aún más difícil. Al final dimos con un parking en la parte baja de Orvieto, desde el mismo hay ascensores y escaleras mecánicas que te llevan al centro histórico de la ciudad, allí pudimos pasear por una de las doce ciudades-estado etruscas y más tarde arrasada por los romanos; ya en la Edad Media fue sede residencial de las cortes papales en repetidas ocasiones. Lo primero que vimos fue la Piazza della Repubblica con la Iglesia de Sant'Andrea y, a la derecha, el Ayuntamiento. Llama la atención la torre de doce lados de la iglesia y el atrio de columnas laterales, además de la iglesia en sí, que data del siglo XII aunque hay restos de mosaicos del siglo VI. A la salida fuimos camino de nuestro destino principal, la catedral, aunque había mucha gente en el interior esperando la misa oficial que se iba a celebrar allí en homenaje a un militar italiano. El Duomo di Orvieto es una maravilla iniciada a finales del siglo XIII aunque no se terminó hasta finales del siglo XVI. En la fachada son destacables sus mosaicos, el rosetón y las cuatro estatuas de bronce, en el interior la planta es basilical y las capillas están decoradas con pinturas renacentistas que son una maravilla. Como se echaba el tiempo encima allí optamos por comer y volvernos a Marta por la tarde.


Entrada al borgo de Fornelli


El siguiente día nos vamos de Marta a una nueva base de operaciones, a la región de la Campania, a Montesarchio (provincia de Benevento), donde hemos reservado otro apartamento. De camino hemos aprovechado para ver un pueblecito (aquí les ponen la etiqueta de «uno dei Borghi più belli d'Italia») que se llama Fornelli, para ello hemos recorrido parte de la región de Molise rodeada de bosques y campos de cultivo. Mantiene la estructura casi intacta de murallas y una puerta de entrada que da paso al centro histórico, la gente además muy amable. A un par de horas está ya Montesarchio, su estructura, como el resto de las ciudades que estamos viendo es similar, en lo alto de una colina, o de una gran roca, aunque el apartamento está abajo en las afueras de la ciudad tiene un balcón con vistas al impresionante Taburno Camposauro, un macizo calizo con varios parques regionales de la red Natura 2000, tiene 1394 m sobre el nivel del mar.


Castillo de Montesarchio


Ya tomando como base Montesarchio lo primero es subir con el coche (impresiona un poco) hasta el castillo y el museo arqueológico «Sannio Caudino». Y ha merecido mucho la pena. Aquí estuvo la ciudad samnita de Caudium, el valle todavía se llama Valle Caudina. Bueno, yo no tenía idea de quién eran los samnitas pero era un pueblo itálico que a los romanos les costó tres guerras vencer. Quizás te suene aquello de las Horcas Caudinas, pues eran estos, que le dieron una tunda a los romanos (321 a.C.), hasta el punto de humillarlos (a pasar por debajo de un yugo) y generar una crisis en la República. Como digo, el museo está dedicado a este pueblo y superó con creces las expectativas, entre las piezas está la que se considera como «la vasija más bella del mundo» del siglo IV a.C. con una representación del rapto de Europa por Zeus (un toro) y en el reverso el dios del vino, Dionisio. Merece la pena si vienes por aquí.


Castillo de Summonte


Finalizada la visita y contempladas las vistas del pueblo desde arriba nos encaminamos a otro pueblecito, muy pequeño, también de los nombrados como «uno dei Borghi più belli d'Italia» llamado Summonte. Aunque a media hora de Montesarchio, hay que ir despacio porque vas bordeando las Montañas del Partenio, que son una serie de picos de los Apeninos de Campania. En Summonte destacan los restos del castillo del siglo XI en la época normanda y la Torre Angioina, un poco posterior, desgraciadamente los martes está cerrada. El centro histórico comienza en el Arco San Nicola que conecta con la via Castello, donde se desarrolla el antiguo pueblo alrededor de la colina sobre la que destaca la mencionada torre circular. Y luego vuelta a nuestra base en Montesarchio. Hemos repetido ya dos noches en el pub Al gatto nero que está aquí en el pueblo y se come y bebe bien.


Palacio Real de Caserta


Hoy 9 de octubre, miércoles, digo esto porque a veces no sabemos qué día es con tanta movida, hemos decidido acercarnos aquí en la Campania, a Caserta, un pueblo bastante feo en general, pero en el que se encuentra el que dicen que es el mayor palacio real del mundo: La reggia di Caserta. Un palacio comenzado por el que luego fuera el rey Carlos III de España y continuado por Fernando de Borbón-Dos Sicilias. El palacio tiene una superficie de 47.000 metros cuadrados y dicen que más de mil setecientas ventanas, a ello tienes que añadir los jardines, el Parco Reale, de 123 hectáreas, 3 km de Via d'Acqua y más de 200 especies botánicas. Ha sido cansada la visita pero ha merecido la pena, ya haremos una entrada en el blog con más detalles. Nos volvemos para nuestro apartamento. Por cierto, conducir por Italia es todo un peligro, se saltan la línea continua todo el mundo, no van a la velocidad marcada y hasta en un atasco se ponen a adelantar... Mamma mia! Por la noche un paseo por Montesiarcho en el entorno de la Piazza Umberto I donde se encuentra una fuente de un Hércules alexicacos, que data de mediados del siglo XIX (el escudo de la ciudad —como el de Cádiz— también tiene un Hércules, porque, según la leyenda, de los doce trabajos de Hércules, que vivió por esta zona, aquí fue donde mató al León, en una cueva del monte Taburno). Allí, cerca de la plaza, en una calle un poco más en alto, cenamos, en un lugar llamado Vacca nera, un sitio muy agradable.


Mosaico en Ercolano

Volvemos a la carretera, al espectáculo de la conducción en Nápoles, una barbaridad cómo conducen y los atascos contínuos, accidentes, en fin..., pero conseguí mis dos objetivos de este jueves, que completaban el de Pompeya de años atrás: Ercolano (en español, Herculano, —según la leyenda fue fundada por Hércules—) y la famosa villa di Poppea. Las tres conforman un conjunto patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La antigua Herculano estaba situada en una meseta que dominaba el mar, con dos arroyos bordeando sus lados este y oeste, y el Monte Vesubio detrás. Primero fue un devastador terremoto, y sólo unos años después (79 d.C.) la erupción del Vesubio, que como Pompeya, fue enterrada. Merece mucho la pena y sus dimensiones son más adecuadas para una visita de un par de horas.


Villa romana de Poppea


Si Herculano es impresionante, igual lo ha sido nuestra segunda visita, Oplontis, en lo que fue el suburbio pompeyano. Un conjunto de edificios romanos sometidos a la jurisdicción de Pompeya. Aquí está la llamada villa di Poppea, una lujosa residencia en muy buen estado de conservación, con unos frescos en las paredes que mantienen en muchos casos la antigua policromía. Poppaea Sabina, para aquellos que no les suene, fue la segunda esposa del emperador Nerón, aunque ella murió, en esa villa, doce años antes de la erupción del volcán. También hay otra villa en Oplontis, que es la de Crassius Tertius, pero está cerrada al público. Y así terminamos el día, por cierto, qué sucio está toda esta parte de Italia y cuánta basura por todos lados. Vuelta a Montesarchio. Nos volveremos a despedir de esta ciudad en nuestra pub preferido del gato negro.


Castillo «aragonés» de Venosa


"San Viernes", de camino a Matera, seguimos para el sur. Pero el gran descubrimiento ha sido Venosa un pequeño pueblo de la región de la Basilicata, de poco más de diez mil habitantes pero con un patrimonio histórico impresionante. Además alejado de los circuitos turísticos tiene un magnífico castillo «aragonés» (construido por el duque Pirro del Balzo durante el periodo de la dinastía aragonesa) donde está el museo que se completa con un parque arqueológico romano y paleocristiano digno de visitar, además de la catedral y algunas iglesias interesantes. Aquí nació el poeta Horacio y hay un monumento en su nombre. Como era la hora, nos quedamos a comer en D'Avalos, por cierto magníficos los raviolis con bacalao.


Castel del monte


Luego nos atrevimos a visitar el Castel del monte, que habíamos visto que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Así que nos desviamos un poco para visitarlo. Es un castillo del siglo XIII, construido por Federico II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey ​​de Sicilia, en la meseta norte de Murge, ya en la región de la Puglia. Muy interesante sino fuera por el show para llegar, tienes que aparcar lejos y luego coger una especie de lanzadera que va llena de gente que se agolpa en un caos total para poder acceder al autobús, todo muy italiano claro. Pero bueno, al final llegamos y el castillo es espectacular, tiene planta octogonal y en cada esquina hay, a su vez, una torre, también octogonal. Ya visitado el famoso castillo, nos fuimos al apartamento de Matera, bueno, a las afueras de la ciudad, pero espacioso y con fácil aparcamiento.


Castelmezzano


El primer destino de hoy, nuevamente montañoso, un área natural protegida que aquí llaman Dolomiti Lucane, son elevaciones mucho menos espectaculares que la del Alto Adigio y que visitamos hace dos años (👉aquí), pero albergan pueblos muy bonitos. El paisaje de bosques de robles y cimas rocosas acompaña el viaje. Elegimos para visitar Castelmezzano, de setecientos habitantes, y nos ha encantado. Cuesta llegar por las curvas y afortunadamente encontramos aparcamiento porque llegamos temprano. Las casas son empinadas sobre las montañas y las grandes rocas se presentan en forma de aguja, al fondo. Hay una iglesia, la de de Santa María dell'Olmo, del siglo XIII. Es un lugar que se ha puesto de moda por «Il Volo dell'Angelo», una tirolínea que une Castelmezzano con Pietrapertosa.


Matera


De vuelta en Matera, fuimos al centro histórico para ver una de las ciudades más famosas de Italia, con los barrios conocidos como Sassi di Matera, son dos zonas, uno es el Sasso Caveoso y el otro el Sasso Barisano. Se trata de una serie de casas excavadas en la roca, hoy muy populares desde que fueron catalogadas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. También famosas porque Pasolini y Mel Gibson rodaron aquí sendas películas religiosas. Hay mucha gente en algunos balcones de la parte alta de la ciudad donde se divisan los sassi, mucho grupito de turistas, además es sábado, normal. El Duomo de Matera es muy "vistoso", digno de visitar, está dedicad a Santa Maria della Bruna y es del siglo XIII. Su estilo arquitectónico es románico apuliano, aunque el interior está super recargado de dorados que se incluyeron siglos después, quizás un tanto excesivo. También muy interesante la iglesia de San Francesco d'Assisi, también del siglo XIII. Oggi mangeremo degli spaghetti alla carbonara.


El barroco de Lecce en la Santa Croce


A por la Puglia, nos vamos a la joya del barroco italiano, a Lecce, un par de horas de carretera desde Matera. Sin duda impresionantes sus templos, tanto el Duomo, como la Basílica di Santa Croce o algunas de las iglesias (no da tiempo a verlas todas), pero al menos Santa Irene, Santa Clara, San Mateo y la del Buon Consiglio. También pudimos pasear por las calles y sus plazas como la Piazza Sant'Oronzo, que es un poco el centro de la ciudad. Hay también un anfiteatro romano, aunque no lo visité. Eso sí, mucha gente, además de turistas los propios leccesi que para eso es domingo. Volvemos a nuestro apartamento, es penoso ver tantas bolsas de basura tiradas por las autopistas.


Los trulli por el Valle de Itria


A la vuelta nos desviamos por el Valle de Itria, concretamente íbamos a un pueblo muy famoso por un tipo de construcciones que son los trulli (trullos), del griego antiguo significa cúpula. La construcción es de planta casi circular cerrado por rocas que forman un cono que suele culminar con un pináculo. La población por excelencia es Alberobello, aunque puedes encontrar por la carretera otras casas similares. El gran problema es que su fama ha condenado a que el pueblo se convierta en prácticamente un parque temático donde todo gira en torno al centro histórico llenísimo de grupos de turistas buscando dónde hacerse una foto con un trullo de estos.


Callejeando por Ostuni


14 de octubre, lunes, día donde los museos están cerrados, así que cambiamos la ruta prevista para irnos a ver otro pueblo de la Puglia que nos habían recomendado, Ostuni. Fue todo un acierto. Antes de llegar, el paisaje de olivos centenarios ya empieza a recordar Andalucía (aunque desgraciadamente aquí está haciendo furor una bacteria devastadora llamada Xylella fastidiosa). Hay un parking que te facilita llegar al centro, que es una ZTL que no permite la entrada. Desde allí llegas a la Piazza della Libertà, donde está el antiguo monasterio franciscano, Palazzo San Francesco, hoy ayuntamiento, y a su lado la Iglesia dedicada al mismo San Francisco. En el centro destaca el Obelisco de San Oronzo. A Ostuni la conocen como la città bianca por la piedra de sus edificios y el encalado de las casas; como suele ocurrir con todas estas ciudades, sus calles son con cuestas para arriba y para abajo. Hay escaleras (vico llaman aquí a las calles estrechas), que facilitan llegar hasta la parte más alta, que es donde está el Duomo, dedicado a Santa Maria Assunta, de finales del siglo XV. Desde arriba, además, se divisa el mar Adriático, de hecho hay una segunda villa en la playa que se llama Ostuni a mare.


Cripta del Peccato Originale en las afueras de Matera


Nos acercamos al paso del ecuador del mes. Mañana pasaremos a Sicilia por el Estrecho de Mesina, por ello hoy nos lo hemos tomado un poco más suave. Lo primero ha sido levantarse temprano para ver una de las iglesias rupestres de Matera, la más famosa, la Cripta del Peccato Originale, del siglo IX, en la época longobarda, creada pos monjes benedictinos establecidos en cuevas horadadas en un barranco rocoso en la región conocida como La Gravina, a unos quince kilómetros de Matera y descubierta en 1963. Se conservan aquí un conjunto de frescos paleocristianos que recrean diferentes escenas bíblicas, especialmente las correspondientes a la creación y la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Tienes que reservar porque sólo se accede con grupos reducidos en franjas horarias.


Parque arqueológico de Metaponto


Luego hemos bajado desde Matera hasta "la suela de la bota", al golfo de Tarento para ver el mar y visitar la que fuera ciudad de la Magna Grecia (Megálē Hellás)Metaponto. Metá pontón en el idioma helénico significa «más allá del mar». Hoy forma parte del municipio de Bernalda, en la provincia de Matera y se ha convertido en un lugar de veraneo playero de la costa jónica lucana. Aquí hay un parque arqueológico que hemos visitado (aunque los romanos arrasaron por completo esta ciudad griega). Después, nos dimos una caminata por el paseo marítimo y la playa, con apenas bañistas, aunque la temperatura daba para que algunas se dieran un chapuzón. Para comer nos fuimos a Bernalda, un descubrimiento los scialatielli ai frutti di mare en el restaurante Pennetta, muy recomendable. Ya que estábamos en el pueblo, visitamos la iglesia madre dedicada a San Bernardino da Siena y justo al lado, un castillo normando del siglo XI.

¡Llegamos a Sicilia!

Estrecho de Messina


Pues nuestro destino final, Sicilia, ha llegado. Hemos cruzado el estrecho de Messina con suma facilidad, muy rápido, apenas un cuarto de hora de espera (por lo visto en verano dura horas). El ticket se compra cuando entras en el puerto, como si estuvieras pagando el peaje de una autopista, sin bajarte. Hemos comprado un ida y vuelta (67€) que vale para tres meses —coche y dos personas—, aunque esperamos volver mucho antes. Una vez en Messina, hemos cogido algunos atascos para llegar al hotel de Taormina, la capital de la Sicilia bizantina.


Vista desde el hotel de la Isola Bella, Taormina


Taormina tiene dos partes, la del mar, que todo gira en torno a la Isola Bella y a los restaurantes y hoteles de las playas, y la alta, en la cima del monte Tauro, donde está la ciudad antigua en torno a una sola calle, el Corso Umberto, centro neurálgico donde fluyen centenares de turistas que apenas nos dejamos, entre nosotros, hacer una foto en condiciones. Comienza en la Porta Messina y termina en la Porta Catania, este recorrido está lleno de tiendas de lujo. Taormina es muy exclusiva, se nota un perfil "pijo" en el visitante. Nosotros nos alojamos en la zona de Isola Bella, con la suerte de una vista preciosa desde la terraza. Se me olvidaba decir que desde la playa a la ciudad hay un teleférico que resulta muy útil.


Siracusa, teatro griego


Por la mañana después de desayunar en la terraza con vistas a la Isola Bella, cogimos el coche para ir a ver Siracusa, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Multitud de atascos de nuevo, más de dos horas para cien kilómetros. Siracusa, la patria del matemático Arquímedes y uno de los grandes asentamientos griegos en Sicilia. Primero llegamos al parque arqueológico della Neapolis, donde hay un espectacular teatro griego y un anfiteatro romano, además de la famosa «Oreja de Dionisio», una gruta escavada en la montaña. Muy complicado aparcar y toda una fila de coches en la misma carretera, un verdadero caos, no hay suficiente parking para tanto turista.


Isla Ortigia (centro histórico de Siracusa)


Superada esta parte de Siracusa, nos fuimos al centro histórico, que se encuentra en una isla comunicada con el resto de la ciudad por dos puentes. Esta vez tuvimos mejor suerte y pudimos encontrar sitio en un parking cerca del puerto deportivo. Desde ahí, todo está más cerca, la plaza de la catedral es un poco el centro donde, además del Duomo (antiguo templo dedicado a Atenea), hay diferentes palacios y la Iglesia de Santa Lucia alla Badia. Luego, cerca de la Fontana di Diana, en la Piazza Archimede, encontramos una trattoría muy típica, donde el dueño comía sus spaghetti con su camiseta blanca de tirantes al mejor estilo feliniano. Para finalizar la visita del día, fuimos a ver el Templo de Apolo, dedicado al dios del sol, un templo dórico del que quedan algunas columnas. Y de nuevo a la carretera, vamos a Caltagirone (otro Patrimonio de la UNESCO), será la base durante los próximos tres días en Sicilia.


Catedral de Ragusa


En el apartamento de Caltagirone estaremos tres días y tendremos un acompañante no deseado, la lluvia. Hoy ha sido débil pero se espera que mañana sea bastante fuerte. Tenía las ganas de recorrer los sitios de las novelas de Andrea Camilleri, la casa del Comisario Montalbano, el bar de Enzo, el faro de Punta Secca, y las ciudades de Scicli y Ragusa, donde existen muchas iglesias del barroco tardío. El paisaje parece Almería con los cultivos en cubiertas de plásticos. También hemos pasado por Módica, ciudad conocida por su chocolate.


Villa romana del Casale


La lluvia se convirtió en diluvio esta noche, hemos tenido que esperar que el temporal amainase para hacer nuestra esperada visita a la Villa romana del Casale, una de las mejor conservadas del mundo. Estaba a sólo unos treinta y algo kilómetros, pero el temporal ha cortado algunas carreteras y ha sido un poco una odisea llegar hasta Piazza Armerina, que es el municipio donde se encuentra la casa, con más de tres mil metros cuadrados de mosaicos, maravillosas obras del arte, quizás una de las visitas más impresionantes de este viaje. El que fuera propietario de la Villa no se conoce, pero podría ser un alto exponente de la aristocracia senatorial romana, quizás un Praefectus Urbi. También se menciona a Marcus Aurelius Valerius Maxentius, emperador del Imperio romano de Occidente hijo de Maximiano. Como todo lo que vemos últimamente, la villa es también Patrimonio de la Humanidad. Para la vuelta hubo también que sortear carreteras cortadas por el temporal de la mañana, pero llegamos al final a Caltagirone.


Templo de Giunone (Hera) en Agrigento

Desde Caltagirone pusimos rumbo a Agrigento, muy temprano, para llegar de los primeros a la cola de entrada al valle de los templos. Aunque las carreteras son malas y con la lluvia se han cortado algunas, aparecimos allí sobre las nueve y media. La caminata es importante, casi cinco kilómetros para arriba y otros para abajo, debido a la extensión del valle. Por supuesto que es Patrimonio de la Humanidad ya que en esta zona se encuentran hasta dieciocho monumentos, principalmente los templos de Hera, el de la Concordia, el de Zeus olímpico, el de Heracles o el de los Dioscuros, entre otros hallazgos. A la salida, sobre las once y media, la cola de entrada era impresionante, a pesar de ser octubre, pero la avalancha de autobuses con grupos lo colapsa todo.


Catedral de Agrigento


Ya de nuevo en el coche comenzamos otra aventura, digna de dioses: ¡aparcar en Agrigento! Al final tuvimos que "dejar" el coche en Via Empedocle, para subir escaleras y escaleras hasta la catedral. Los callejones además de con mucha basura y muy sucios, dan una impresión realmente deprimente. Pero exhaustos llegamos hasta la imponente catedral del siglo XI, con estilos que han ido cambiando, desde el normando, el árabe o el bizantino. Había que recargar pilas y bajando encontramos un restaurante estupendo, la Osteria del Capitano. Finalmente en carretera, hora y media, hasta Corleone, la base de las próximas tres noches. Por toda esta zona el paisaje es muy montañoso y a pesar del otoño aún verdean los campos. ¡Ya llevamos veinte días de viaje!


Palacio normando de Palermo


Hemos amanecido en la ciudad de don Vito, aquí se intenta atraer al turista con el mito ficticio de la película de El Padrino. El desayuno en el Caffè Ruggirello, rodeado de carteles de los personajes de la película de Coppola. Hoy el destino es doble: Palermo y Monreale. La carretera pasa por zonas de bosques y valles, todo muy bonito. Como siempre, aparece el problema de aparcar, de meterse por callejones estrechos, imposibles..., al final pudimos ver la catedral, que empezó siendo una basílica paleocristiana y luego el palacio de los normandos, donde te quedas pasmado al contemplar los mosaicos de la capilla palatina, también en la segunda planta están los salones de la residencia privada de los reyes de Sicilia, ahora se usa también como sede del Parlamento Regional. 

Catedral de Monreale


A pocos kilómetros, aunque échate de valor para el coche, llegas a Monreale, donde el objetivo era también la catedral, si la capilla de Palermo impresiona, esta iglesia es aún más grande, se dice que se necesitaron más de dos mil kilos de oro para unos mosaicos que conforman una superficie de más de seis mil metros cuadrados, donde explicar las historias de la Biblia. Y ahí terminamos el día, para volver a descansar a Corleone. Volvemos a pasar por la Reserva Natural de Boregata Ficuzza, un lugar con bonitos paisajes, que fue en el tiempo el coto de caza del rey de Sicilia.

Corleone

Mañana comienza la vuelta, todo tiene un viaje de ida y otro de vuelta, por eso esta mañana no hemos movido el coche para visitar esta enigmática ciudad de Corleone, donde tanta violencia se vivió en su momento, unida a la pobreza de la zona. Después de desayunar nuestro cafe con latte macchiato en el Ruggirello de la plaza Garibaldi, hoy un poco más tarde, hemos dado un paseo hasta las cascada delle Due Rocche de las afueras del pueblo, aunque estaban sin agua. Deve piovere! nos dijo un señor, pero el paraje es precioso y hay una iglesia arriba de la montaña, a la que no nos atrevimos a subir. Pues esa lluvia empezó al poco de volver y entonces decidimos ir a lo que llaman el «Museo Anti-Mafia», que en verdad es el Centro Internazionale di Documentazione sulla Mafia e del Movimento Antimafia, el CIDMA. Una chica en perfecto español nos lo ha ido enseñando, explicando con crudeza lo que fue (nunca dijo que se hubiera acabado), el crimen organizado que todos hemos visto a través de películas y series. Efectivamente los Corleonesi han jugado un papel importante, mafiosos como Totto Rina, Michele Navarra, Luciano Leggio, Leoluca Bagarella o Bernardo Provenzano, han nacido aquí, además de algunos Corleone que emigraron a los Estados Unidos para montar allí su particular organización (como luego fue inmortalizado en la novela de Mario Puzo y en la película de Coppola). Para comer, hemos elegido uno de los pocos restaurantes que estaba abierto, Taberna Casanostra, ¡obvio el juego de palabras!

Sicilia — Cádiz

Catedral de Cosenza

Hoy, muy temprano, hemos salido de Corleone y esta vez, a través de una buena autopista, hemos dejado atrás la gran isla siciliana para adentrarnos de nuevo en la Italia peninsular, en la región de Calabria. El pase del transbordador ha sido increíblemente rápido, casi no hemos tenido que esperar porque enseguida hemos embarcado y pasado al otro lado del estrecho, desde Messina (Sicilia) a Villa San Giovanni (Calabria). Nos hemos alojado en un hotel en Cosenza. Por la tarde hemos dado un paso por esta ciudad que tiene un casco histórico que podría ser muy bonito pero está casi en ruinas. La catedral es muy interesante, del siglo XI, de estilo gótico, contiene un sarcófago helenístico que fue utilizado para los restos del rey romano Enrico VII. También en Cosenza hay una parte moderna, al otro lado del río Busento, muy cuidada, que es el Corso Giovanni Mancini. Cerca comimos en la terracita de la trattoria A Gulia.

Seguimos ganando en latitud. Hemos programado subir hasta cerca de Roma, en Frosinone. Una parada técnica, hemos avanzado algo más de cuatro horas desde que salimos de Cosenza y todo por autopista, una parte de peaje, pero en buenas condiciones, aunque con muchos carriles cortados por obras. El alojamiento es un B&B rural, la dueña, una señora, Rossella, nos ha atendido muy bien y mañana nos hará el desayuno. Luego hemos ido a un supermercado a las afueras para aprovisionarnos de pasta y vino italiano para la vuelta a España. Por la noche, Rosella nos ha recomendado la ostería Al Peperosa, una carne a la parrilla estupenda, con una carta de vinos amplia y excelente y ambiente familiar.

Iglesia de San Miguel en Foro, Lucca

Ya estamos en la Toscana, hemos subido para la última escala en Italia, la ciudad de Lucca. Hacía tiempo que le tenía ganas, quizás ninguneada por la cercana y visitada Pisa, Lucca merecía una parada de un par de días. El hotel, regentado por un italiano y una colombiana, está en el centro mismo de la ciudad amurallada. Llueve mucho, hemos llegado por la tarde y sólo nos ha dado tiempo a cenar en la Ostería Cavaradossi, cerca de la plaza del anfiteatro. 

Lucca es preciosa, ha merecido la pena dejar en la agenda aquí un par de días. Una ciudad está amurallada, con un casco histórico donde predominan las torres medievales y las iglesias románicas y está menos acaparada por los circuitos turísticos como pasa con Pisa o Florencia. Algunas fotos no las he podido tomar lo bien que quisiera, debido a que por toda la ciudad hay tenderetes que preparan un evento, aquí lo que llaman Lucca24 Comics&Games, pero sí he podido hacer un circuito circular desde donde nos alojábamos en la Via San Giorgio, a la Basílica de San Frediano, la plaza del antiguo Anfiteatro romano, la Torre Guinigi y la del reloj, la casa natal de Puccini, la catedral de San Martín y varias iglesias, alguna espectacular, como la de San Miguel en Foro, también he visto una ortodoxa. Hemos terminado la mañana con un paseo por la parte superior de las murallas de Lucca. Ha lloviznado, pero muy poco. Por la tarde íbamos a ir al Museo Nacional en el Palazzo Mansi, pero estaba cerrado, nos conformamos con una magnífica cena en el Restaurante Lucca in Tavola. La "última cena" en Italia (¡por ahora!..., esperemos volver otro año).

Béziers

La vuelta de Italia a Francia ha sido en principio mejor, creo que el ser domingo ha disminuido el tráfico y apenas nos hemos cruzado con camiones, de todas maneras la lluvia ha sido fuerte, especialmente a partir de Marsella. Otra vez a pagar en peajes de Italia y Francia. Nos hemos alojado en un Ibis en la ciudad occitana de Béziers, a la espera de mañana dar el salto ya a España. Esta tarde-noche hemos ido a cenar en un restaurante cerca de las estrechas calles, alrededor de la catedral de Saint-Nazaire (levantada sobre un antiguo templo romano). Béziers tiene mucha historia relacionada con los cátaros, está a sólo 12 km del Mediterráneo y a 50 km de las montañas del Haut-Languedoc. Curiosamente tiene una plaza de toros y un museo taurino. Hemos pasado por delante del mercado Les Halles y callejeado un poco, aunque era de noche y la ciudad no estaba muy iluminada.

Villafranca de Conflent

Hoy hemos entrado ya en España, lo hemos hecho por los pirineos catalanes y la región franco-española de la Cerdanya. De Bèziers bajamos primero por autopista hasta Perpignan y luego nos adentramos en plena carretera de montaña (Serra del Cadí). A pesar de la lluvia, que ha aparecido en algunas ocasiones, el paisaje ha merecido mucho la pena. Hemos primero parado brevemente en Villafranca de Conflent, aún en la Occitania, y más tarde hemos pasado por otros pueblos preciosos, como Fontpèdrouse, Mont-Louis..., hasta cruzar la frontera en Puigcerdà, y luego llegar a nuestra parada y fonda, La Seu d'Urgell. El parador, donde nos alojamos, está justo al lado de la catedral de Santa María, la única catedral románica de Cataluña, y la iglesia, pegada a ella, de Sant Miquel del siglo XI.

La Seu d'Urgell

Tras una parada en Cercedilla, en casa de mi hija Paula, bajamos en plena DANA hasta Cádiz, la tormenta impresionante. Superamos los nueve mil kilómetros (9.347,9 km) y llegamos a casa. Treinta días de viaje, el viaje de nuestra jubilación. Ahora queda seguir viajando que es algo parecido, para mí, a seguir viviendo.

Conclusiones

Espero que con este diario pueda ser útil a otras personas que quieran hacer una ruta parecida. Italia sigue siendo maravillosa, pero hay que huir ya de los sitios más turísticos, incluso en temporada baja los destinos típicos están saturados. Es mejor buscar pequeños pueblos con encanto, rutas menos vistas, se disfrutará más. En cuanto a utilizar tu propio coche o alquilar uno en el lugar de destino, tiene sus pros y sus contras, como todo, pero sigo queriendo, como dije al principio, la confianza de mi propio coche. La gasolina es algo más cara en Francia e Italia que en España. Desde luego, la opción de transporte público en este tipo de ruta es casi imposible y la de ir en grupo/manada al menos a mí no me gusta. Sobre alojamientos, casi todos los elegidos han sido B&B, mucho más baratos que los hoteles, con precios desde menos de 40€ hasta 120€ la noche.

En los próximos meses iremos intercalando entradas de estos sitios.
Hasta la próxima, ¡saludos viajeros!
😊

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Maravilloso!! Saludos desde Málaga, Toni
Anónimo ha dicho que…
Hola, Paco. Esto no es un viaje. Es un ¡viajazo! ¡un lujo! ¡30 días! más de 9.000 kilómetros. Espectacular.

Maravilloso el exterior de la Iglesia de San Miguel en Foro (edificada sobre el terreno del antiguo Foro Romano). Desde hace algunos años tengo ganas de conocer Italia. Matera, Alberobello o la Civita di Bagnoregio, Agrigento con Bolonia, Pisa, Lucca, Verona, Siena, Florencia y un largo ecetera solamente hacen que acrecentar mis deseos de ir a Italia.
Este viaje me pone los dientes largos... Envidia, pero sana, ¡eh!

Saludos
CarmeLa
Gregorio ha dicho que…
Magnífico viaje Paco, a disfrutar de la jubilación.