Dicen que es «la città che muore» |
Civita di Bagnoregio: para mí fue un lugar un tanto extraño, considerado por muchos como «el pueblo más bonito de Italia», otros dicen que es «il gioiello del Lazio». Y allí fui, porque además estaba muy cerca de una de las ciudades en que me alojaba, Marta, apenas a media hora. «La città che muore» así se conoce gracias al escritor Bonaventura Tecchi, es una ciudad que para mí está muerta de verdad. No es un pueblo como tal, es un lugar donde sólo se puede acceder a través de una pasarela y que se levanta sobre una gran roca arcillosa de 400 metros de altura, donde hoy no vive nada más que los que se dedican a recibir a los turistas y poco más (11 ó 12 habitantes, dependiendo de la fuente, y un montón de gatos). Es precioso sí, no digo que no, pero recuerda a tantos lugares en los que todo parece un escenario. He escuchado que algunos famosos se han comprado casa aquí, pero igual es una leyenda que corre entre los guías que llevan aquí a los grupos.
Localización de Civita de Bagnoregio.
Depende del municipio del mismo nombre, Bagnoregio, que es mucho más moderno y es al que llegas por carretera para aparcar (pagas por primera vez 2€/hora). Luego desde el mismo parking subes al final del pueblo en un autobús lanzadera (y vuelves a pagar 2€). Y finalmente llegas para pasar por la pasarela peatonal de acceso (de nuevo pagas, esta vez 5€). Es tan extraño, un lugar donde tienes que pagar por entrar (al menos a mí, solo me ha pasado en el Monte Saint Michel y en algún pueblecito de Nepal).
Un terremoto, en 1695, fue la causa del derrumbe del distrito de Carcere que era el nexo de unión con el resto de Bagnoregio, así la Civita se quedó aislada; pero ahí no quedó todo, se han seguido produciendo más movimientos de tierra, el mayor fue en el año 1764. Desde 1965 sólo se puede acceder por la comentada pasarela peatonal.
Una vez caminas los 800 metros de la pasarela llegas hasta la puerta de entrada a la ciudad medieval de Civita, La Porta di Santa Maria, también conocida como Porta Cava, una de las cinco puertas que tenía la ciudad y actualmente, el único acceso. Y ya accede a un casco histórico muy bien cuidado que guarda las esencias de la Edad Media con varias casas y la iglesia de San Donato que data del siglo V, aunque ha sufrido renovaciones y un terremoto. También hay reminiscencias del Renacimiento (el palacio de los Colesanti, Bocca y de los Alemanni, la capilla de la Virgen del Carcere o la iglesia de Santa Bonaventura); aunque la ciudad tiene un pasado mucho más antiguo, fue fundada por los etruscos, como todas las grandes ciudades de la región, hace 2.500 años. Y su posición estratégica (entre el río Chiaro y el río Torbido, rodeado y protegido por el valle de los Calanchi), era considerable por estar en la ruta que unía el río Tíber y el lago de Bolsena. Posteriormente fue conquistada por godos y lombardos y siglos después formó parte de los Estados Pontificios.
El puente recuerda a Alberto Sordi y a Federico Fellini. Puede recordarse a Sordi en su película Contestazione generale (1970) cuando paseaba en bicicleta por la pasarela, en el papel de un sacerdote provincial, también fue el escenario de aquel circo melancólico de La strada que le valió un Oscar a Federico Fellini, con Giulietta Masina, en el papel de Gelsomina, con Antony Quinn y con Robert Basehart; la película le valió el Oscar a la mejor película extranjera en 1957. Las escenas más importantes de la película se rodaron en la Civita di Bagnoregio pero también en el propio Bagnoregio, incluida la Plaza Cavour. Aquí también se han rodado otras películas menos conocidas, como I due colonelli (1962), con Totò y Alberto Sordi y el Pinochio (2008), con Vilante Plácido y Alessandro Gassman. Además de numerosos anuncios publicitarios. Por eso, en un acto el 4 e agosto de 2021, se le puso el nombre a estos dos amigos inseparables y gigantes del cine italiano e internacional.
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Por qué dicen que la ciudad se muere, porque la montaña de toba se va desmoronando hablando de un modo informal (unos siete centímetros cada año), no puede evitar el paso del tiempo; y eso hace como que los turistas sean atraídos para ver algo que terminará por desaparecer, aunque todos ellos (un millón por año), ya estarán muertos. De hecho una de las excursiones de los cruceristas en Italia es precisamente aquí, con lo cual el pueblo puede llegar a saturarse. Desde Roma hay unos ciento cincuenta kilómetros y algo más desde Florencia, por lo que es un reclamo importante para todos los que visitan Italia. Desde Orvieto o Viterbo se puede coger un autobús hasta Bagnoregio. Yo estuve en octubre y no vi el lugar masificado, imagino que en verano sí debe estar muy concurrido.
En Civita di Bagnoregio puedes quedarte a dormir, creo que en este caso no pagas la entrada por la pasarela, incluso hay unos pequeños vehículos y algunas motos que pueden circular por la misma para llevar lo que se necesita en cualquier ciudad. También hay, por supuesto, bares y restaurantes y los típicos lugares que crecen en torno al turista, como las tiendas de recuerdos. Hay una gruta (Antica Civitas) excavada en la roca de origen etrusco.
Hasta la próxima, viajeros, les dejo con esta bella imagen del genial Alberto Sordi, de cura de pueblo, saliendo de Civita di Bagnoregio en la película Contestazione Generale.
Comentarios
Hay lugares que parecen bendecidos por el tiempo. Nada les perturba. Siguen inmutables con el paso de los años. Este es uno de esos lugares. ¿Bonito? Sí y... mucho.
Saludos
CarmeLa